Historia de éxito: “¡La diabetes se puede controlar!”
Se puede decir que el año de Jon fue, como mínimo, espectacular. Después de tocar fondo y de que le diagnosticaran diabetes de tipo 2, le dio la vuelta a la vida con la ayuda de la dieta cetogénica y el ayuno intermitente. Aquí nos cuenta cómo fue su inspirador caso:
La historia de Jon
Este año no fue exactamente como lo planeé. Empezó con una pancreatitis aguda en enero, lo que me hizo quedarme varios días en el hospital antes de regresar a mi casa en Londres, que comparto con mi gata Nala y mi novia Emily. Supusieron que tenía que ver con mi evidente obesidad, pesaba 138 kg (304 lb), pero no me dijeron mucho más en ese momento. Volví pronto a trabajar, pero al mes siguiente empecé a tener una sed insaciable, hasta el punto de comprar tres botellas de agua de medio litro, bebérmelas en unos minutos y seguir teniendo sed.
Un mes después, acabé otra vez en el hospital con pancreatitis, y esta vez fue mucho peor. Después de una entrada dramática a la sala de urgencias tras desmayarme en recepción y vomitar diez veces seguidas, me transfirieron rápidamente a la unidad de cuidados intermedios. Parecía como un robocop a medio acabar cuya misión principal era intentar no vomitarse encima. La habitación estaba llena de gente lamentándose y alarmas sonando, y yo me estaba volviendo medio loco en ayunas, con una dieta de goteo de morfina y las enfermeras sacándome sangre cada 30 minutos (por lo que no pude dormir durante más de 20 minutos seguidos durante casi seis días).
Sobrellevé esa locura bañada en morfina durante casi una semana. Varios doctores y especialistas venían y asentían con la cabeza y luego salían de nuevo, hasta que llegó un sacerdote, lo que me dio un poco de miedo. Me dijo que no había venido a leerme mis últimas voluntades, sino a decirme las buenas nuevas sobre cómo Jesús podía ayudarme a aliviar nuestro sufrimiento. Pero antes de que pudiera empezar, le hablé durante un largo rato (y con lágrimas en los ojos) sobre lo mucho que echaba de menos a mi gata Nala, hasta que empezó a ponerse un poco nervioso y se fue, murmurando que tenía otras personas a las que ver. Es triste, pero supongo que no todo el mundo está preparado para aceptar las buenas noticias sobre Nala.
Vinieron unos endocrinos y me dijeron que tenía diabetes, en gran parte debida a mi obesidad y a un consumo muy alto de carbohidratos. Era razonable, pues una combinación de antiguas depresiones y automedicación con comida hicieron que nunca me negara a ningún donut, cerveza ni porción de pizza que me ofrecieran.Me mandaron a casa con una bolsa llena de medicación y la dirección de un vídeo de YouTube que mostraba cómo inyectarse la insulina. Al principio me impactó bastante, realmente no sabía nada sobre la diabetes. Entrar de la noche a la mañana en un mundo en el que tenía que tomar un cóctel de 10 medicamentos e inyectarme a mí mismo insulina cuatro veces al día hizo que necesitara grandes ajustes en mi vida. De hecho, la primera vez que tuve que inyectarme insulina, la enfermera que tenía que ayudarme no apareció, así que tuve que hacerlo completamente solo. Quizá suene un poco tonto, pero la primera vez estaba aterrorizado.
Al principio fue difícil, y tan solo acostumbrarme al nuevo régimen de medicación me creó mucha confusión, sopor y desconsuelo. Al final perdí mi trabajo, ya que no fui capaz de acostumbrarme a las inyecciones y la medicación lo suficientemente rápido. Fue realmente deprimente.
Pero decidí que no me iba a dar por vencido. Después de leer algunas publicaciones en Facebook del legendario desarrollador de videojuegos John Pickford (que también ha transformado su salud de forma increíble en los últimos años) y leer algunos libros sobre el ayuno y la diabetes (incluido El código de la diabetes del Dr. Jason Fung), comencé un régimen estricto de dieta baja en carbohidratos y ayuno. Dejé el azúcar y el alcohol por completo y me apunté al gimnasio.Y, lo que quizás es más sorprendente, realmente fui al gimnasio. Ahora corro 10 km, algo que no podría haber imaginado en mi vida anterior a la diabetes.
Aunque la dieta era muy estricta (echaba de menos la pizza como si fuera una antigua amante muerta en una explosión de levadura). Seguí adelante.
Durante los primeros cuatro o cinco meses hice un ayuno 16:8 todos los días. Reduje el intervalo de alimentación cada vez más hasta que tomaba principalmente café solo en el desayuno, un puñado de frutos secos o algunos chicharrones a mediodía si tenía hambre y después una comida baja en carbos por la noche (normalmente pavo o pollo con verduras de hoja verde y un pequeño yogur griego con algunas bayas de postre).
Finalmente empecé a bajar de peso. Una tercera parte de mi peso corporal, más de 45 kg (99 lb). Puedes ver la diferencia en las fotos que he adjuntado, en la que tengo la camiseta roja antes de la diabetes pesaba casi 130 kg (287), y en la que tengo la camiseta azul, sacada en septiembre en unas vacaciones en Jordán, peso 80 kg (176 lb). Mi IMC ha llegado ahora al rango saludable por primera vez en 20 años.
Ayer tuve mi primera visita con el asesor de diabetes, casi nueve meses después del diagnóstico inicial en febrero. Debería haber sido mucho antes, pero de alguna forma, la cita se perdió en el correo. Él lamentó que hubiera pasado los primeros meses sin mucho apoyo.
Vio mis últimos resultados de los análisis de sangre y se quedó algo impresionado. Dijo que usan un análisis de sangre de HbA1C para determinar si una persona tiene diabetes. Un resultado de entre 42 y 47 mmol/mol es prediabético. Un resultado por encima del 47 mmol/mol es diabético. Cuando fui por primera vez al hospital, mi HbA1c estaba por encima de 110 mmol/mol, y los triglicéridos estaban tan altos que ni siquiera se podían medir.
Pregunté con nervios cómo estaban los últimos resultados. Él sonrío. “38 mmol/mol”. Que está básicamente en el intervalo normal no diabético. No podía creérmelo.
Me dijo que quería que dejara las inyecciones de insulina de inmediato, y que podía controlar de ahora en adelante la diabetes con la alimentación y pastillas. Se formaron grandes lágrimas en mis ojos, y no es que no hubieran limpiado la sala.
“Es increíblemente poco frecuente lo que has conseguido”, dijo con aprobación. “Si todos mis pacientes pudieran hacer lo que tú has hecho, sería feliz”. Paró durante un segundo, antes de añadir: “Y posiblemente me quedaría sin trabajo”.
Obviamente, requiere mucha determinación llegar hasta aquí, pero quiero que la gente sepa que es posible conseguir tus objetivos de diabetes si tienes la suficiente disciplina. Y yo no soy una persona con una voluntad de hierro, antes de esto nunca fui particularmente disciplinado en nada.No todo es perfecto, sigo intentando volver a trabajar, pero al menos siento que tengo por primera vez una base estable sobre la construir en cuanto a la salud. También me siento más ligero, sano y feliz. Me gustaría agradecer públicamente a John Pickford y al Dr. Jason Fung por guiarme en este camino. Ambos sois verdaderas inspiraciones.
Y creo que eso ha sido todo. Si has disfrutado leyendo esto, por favor, lee los libros del Dr. Jason Fung, ¡la diabetes es algo que puedes controlar!
¡Gracias!
Jon
Jon es activo en Twitter, @Jon_Cybernet.
Comentario
Gracias por compartir tu historia y experiencia, Jon. Me entristece tuviste que descubrir esto tu solo. Pero me alegra mucho que te fuera tan bien.
Tu historia subraya los fracasos del sistema médico y el poder de investigar por cuenta propia. Espero que tu historia inspire a otras personas a no aceptar la respuesta estándar de “Toma más medicación”, sino tomar el control y aprender por ellos mismo sobre la eficacia de la alimentación baja en carbohidratos y los hábitos saludables.
Saludos cordiales,
/ Dr. Bret Scher
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P.D.
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Sería genial si pudieras incluir información sobre qué comes en un día típico, si practicas o no ayuno intermitente, etc.