Cómo Jennifer consiguió un gran cambio con el ayuno intermitente

Jennifer

Quería compartir una buena historia de éxito de nuestro programa IDM que subraya la importancia de contar con una comunidad que te apoye. Como muchas personas, Jennifer pensó que había probado todo tipo de dieta sin tener éxito. Pero la mayoría de la gente no ha probado el ayuno, y esto puede marcar la diferencia.

Había hecho dieta durante toda la vida, así que dudaba de que hubiera un plan para perder peso que no hubiera probado o un libro que no hubiera leído. Weight Watchers, Diet Center, Diet Workshop, la dieta de Scarsdales, Fit for Life, NutraSystem, Jenny Craig, la dieta de adicción a los carbohidratos, South Beach, Whole 30… Las había probado todas, sin resultados importantes o duraderos. Descubrí al Dr. Atkins en el año 2000, y su plan keto fue probablemente el más efectivo que probé, pero tras algunos años, incluso ese dejó de funcionar. No entendía cómo podía comer menos de 20 g de carbohidratos y seguir ganado peso. Estaba abatida y desesperada. En 2007, después de haber decidido finalmente someterme a una cirugía de pérdida de peso, una gastrectomía vertical en la que me extirparon un ⅔ del estómago. No era capaz de comer mucho de una sentada; bajé 32 kg (70 lb) el primer año después de la operación. Seguí los consejos del cirujano bariátrico al pie de la letra: 150 gramos de proteína al día, con mucha suplementación de batidos y barras de proteínas endulzadas de forma artificial, granos integrales, 6 pequeñas comidas al día, una cantidad ilimitada de bebidas “sin azúcar” y caprichos como Crystal Light, gelatina, polos y flanes. Una vez que me adapté a un estómago más pequeño, el peso comenzó a subir de forma constante. 2 kg (5 lb) al año no parecen mucho, pero después de 10 años, son 23 kg (50 lb), y fue avergonzante recuperar el peso.

Sin rendirme en mi búsqueda eterna de una solución para bajar de peso, encontré y escuché en el verano de 2017 los audiolibros del Dr. Fung, El código de la obesidad y La guía completa del ayuno. Me quedé impresionada. Me identificaba con lo que el Dr. Fung decía y con las investigaciones que citaba. Para mí tenían todo el sentido del mundo. Ya sabía que la causa principal de mi obesidad era la resistencia a la insulina que provocaba el SOP, pero por primera vez entendí por qué seguía ganando peso aunque comiera muy poco, y por qué tenía antojos irresistibles por los carbohidratos: no era por tener la glucemia alta, era por tener la insulina alta. Con ese conocimiento, fui capaz de identificar los factores que contribuían y que no tenía en cuenta antes. Resultó ser que mis mayores problemas eran 1) un uso más que generoso de edulcorantes artificiales, 2) comer demasiadas veces al día, y 3) comer demasiado tarde por la noche. Todo esto mantenía la insulina alta, lo que me provocaba antojos de azúcar y carbohidratos, además de hacer que fuera muy efectiva almacenando grasa.

Incluso después de saber la ciencia, me tomó un tiempo decidirme a probar el ayuno. Tan solo la idea de pasar un día entero sin comida me intimidaba. Pero finalmente dejé los problemas a un lado y comencé a probar el ayuno intermitente 16:8 junto con la dieta keto. Por primera vez en años se estabilizó el peso. Fue una mejora, pero seguía sin bajar realmente nada. Y tampoco es que me encantara la dieta keto. Tras muchos años de intentar inútilmente que Atkins me funcionara, estaba bastante cansada de esta dieta.

Cuando cumplí 50 años el pasado noviembre, estaba claro hacia donde me dirigía. Tenía al menos 27 kg (60 lb) de sobrepeso, la glucemia en ayunas superaba constantemente los 120 mg/dl (6,7 mmol/L) y mi A1C era de 5,9. Según mi historial familiar, sabía que iba de cabeza a un diagnóstico de diabetes de tipo 2. Tenía que hacer algo, así que pedí cita para hablar con un asesor de IDM y conocí a mi asesora en línea, Nadia Brito Pateguana, a comienzos de noviembre de 2018. Me convenció de que con la resistencia metabólica que tenía tendría que hacer ayunos más largos para bajar de peso. Cuando me lo dijo, un ayuno a la semana de 36 horas me parecía tan imposible como caminar sobre la luna. La primera vez que lo intenté, me sorprendí; fue muy difícil, sí, pero cuando lo acabé, me sentía fantástica. Empoderada. Me desafié a mí misma, ¡y tuve éxito! Y, lo que fue más increíble, ¡bajé de peso!

Después de hacer con éxito varios ayunos de 36 horas, me comprometí a hacer tres ayunos de 40 horas en una sola semana. Ese programa ha sido la “varita mágica” para mí. Los días que comía, consumía dos comidas en un intervalo de 6-8 horas y acababa de comer a las 8 de la noche. También dejé los edulcorantes artificiales, y aprendí a que me gustara el café sin ellos. Perdí 14 kg (30 lb) en seis meses comiendo todo lo que quería (dentro de lo razonable) durante los intervalos de alimentación, incluso sin hacerlo durante las festividades o las vacaciones.

Aparte de la pérdida de peso, he tenido cambios considerables en la salud. Según la última prueba, la A1C bajó a 5,3, el colesterol mejoró, los síntomas del SOP desaparecieron, la reducción de la inflamación sistemática alivió el dolor crónico de cadera y rodilla, permitiéndome ser más activa atléticamente. Ahora me divierto corriendo o andando en bici cuando estoy haciendo uno de los ayunos largos. El ayuno amplifica los resultados del ejercicio y mejora el rendimiento.

Pero los beneficios reales del ayuno son mucho más que una cifra menguante en la báscula o unos mejores resultados en los análisis de sangre. Me es imposible no recalcar lo liberador que es ser capaz de disfrutar de los alimentos sin sentir culpa ni miedo. El ayuno ha eliminado el negativo soliloquio interno que me estaba consumiendo. Ya no estoy deprimida ni inquieta y no me debato internamente sobre lo que “debo” y que “no debo” comer. Mi mente está libre para centrarse en otras cosas, con más lucidez y creatividad.

Quiero agradecer al Dr. Fung, a Megan, a Nadia y a IDM por orientarme con amabilidad hacia el camino correcto. Las sesiones de asesoramiento IDM han continuado a lo largo de los últimos seis meses. Hablo con Nadia al menos dos veces al mes. Es genial para mantenerme positiva, ajustando las cosas para no desviarme del camino y explicándome la ciencia que fundamenta lo que experimento.

El ayuno en días alternos funciona y, aunque sonaba intimidatorio y difícil al comienzo, es lo más fácil que nunca he hecho para controlar lo que como, bajar de peso y recuperar mi salud física y mental; incluso es más fácil que la cirugía para bajar de peso. La pérdida de peso no ha sido lineal, pero sigue una constante tendencia a la baja. Lo mejor de ayunar es que es totalmente sostenible a largo plazo. Comeré de esta forma de por vida, nunca me he preguntado cuándo “acabaré”, y ni siquiera pienso en volver a hacer lo que hacía antes. ¿Para qué querría hacerlo? No tengo necesidad ni ganas de volver a un estilo de vida que me hacía sentir mayor, triste y con dolores.

Jennifer

También publicado en idmprogram.com.

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Ayuno intermitente para principiantes

GuíaEl ayuno intermitente es una forma de intercalar periodos de ayuno y alimentación. Actualmente es un método muy popular para bajar de peso y mejorar la salud. El objetivo de esta guía es proporcionarte todo lo que necesitas saber sobre el ayuno intermitente para empezar a hacerlo.

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