La dieta cetogénica: “Comeré de esta forma durante el resto de mi vida”

debbie

Después de una vida de dietas yoyó, Debbie se dio cuenta de que no le quedaba fuerza de voluntad para hacer otro intento de perder peso. Afortunadamente, su doctora de por aquel entonces le dijo que al menos tenía que probar la dieta cetogénica. Esto es lo que sucedió:

Fui una niña muy enferma hasta que a los 5 años me quitaron las amígdalas. Mis padres me dieron licuados de leche y helados la mayor parte del tiempo. Bueno, déjame decirte, una vez que mejoré, ¡me dieron todo lo que no había podido comer! Mis padres eran obesos, y para colmo somos judíos, ya sabes lo que eso significa. Tuve la típica abuela judía que quiere que comas todo el tiempo pues cree que te morirás de hambre si no lo haces. Me convertí en la niña gorda de la familia.

Mis padres se divorciaron cuando tenía 3 años; mi madre era joven y nos dio de comer lo que podía permitirse, que eran papas, arroz y pasta. ¿Necesito decir algo más? Mi madre perdió peso y no quería que yo pasara por lo que ella pasó cuando era niña. Empecé con las dietas yoyó cuando era joven.

Mis hermanas no tenían problemas de peso, así que siempre teníamos comida chatarra en casa (empecé a comer a escondidas). Mi madre me llevaba a los médicos y siempre me ponían a dieta. Al final acababa recuperando el peso. Cuando estaba en la escuela secundaria, tenía probablemente 23 kg (50 lb) de sobrepeso.

Créanlo o no, cuando tenía 21 años vi un artículo en la revista Cosmopolitan titulado “El ayuno, la dieta definitiva”, y por supuesto tenía que probarlo. Ayuné durante 42 días mientras cocinaba en una camioneta de comida rápida (de las primeras, hace 43 años), y fumaba dos paquetes de cigarrillos al día. Perdí alrededor de 23 kg (50 lb) y luego me quedé embarazada de mi primer hijo. Entonces, tuve que comenzar a comer y dejar de fumar lo antes posible. Bueno, puedes imaginarte el resultado. Recuperé todo el peso y un extra de 16 kg (35 lb). Mi excusa era que estaba comiendo para dos, pero cuando nació solo perdí 5 kg (10 lb). Nunca perdí el peso ganado, y me quedé embarazada de mi segundo hijo. Gané 23 kg (50 lb) más con él. Así que, ¡entre los dos gané 59 kg (130 lb)!

Cuando mi segundo hijo tenía 10 meses, estaba esperando para ingresar en un programa llamado Medifast a través del hospital. Era una dieta líquida con supervisión una vez a la semana con análisis de sangre y clases semanales de alimentación y nutrición. Fui a las pruebas iniciales, pero el estómago me incomodaba todo el tiempo. Cuando llegué a casa, estaba muy enferma con dolores punzantes en el estómago. Terminé yendo al hospital y quedándome para un montón de pruebas. Me hicieron una cirugía exploratoria y tenía pancreatitis. Todo mi sistema estaba envenenado y el doctor me dijo que si no hubiera ido al hospital en ese momento, probablemente hubiera muerto. Estuve allí tres semanas. Por primera vez en mi vida, no querían que perdiera peso, sino que mi cuerpo sanara durante 6 meses. En el hospital pesaba 134 kg (297 lb).

Esperé durante seis meses y luego comencé el programa Medifast en el hospital. Perdí 44 kg (98 lb) en cuatro meses (ni un bocado de comida, todo batidos líquidos). Luego comí pollo con salsa barbacoa y la dieta terminó para mí. Nunca podría volver al ayuno.

Entonces mi hermana se casó y yo fui su dama de honor. Llevaba un precioso vestido y todos pensaron que me veía hermosa. Ocho meses después, mi hermana murió de una sobredosis de drogas. Estaba tan destrozado y enojada, que todo lo que hice fue comer. Recuperé todo el peso, más algunos kilos extra.

Durante los siguientes nueve años, seguí muchas dietas y perdía peso, pero lo recuperaba de nuevo. En 1991 acabé en el hospital con un disco herniado en el cuello. Tuve que someterme a una cirugía de urgencia 5 días antes de Navidad. Como habían esperado tanto para operar, tenía el lado izquierdo del cuerpo entumecido hasta la rodilla.

Luego, en 1992, pasé por un divorcio y perdí 34 kg (75 lb) y me mudé a Las Vegas para comenzar de nuevo y estar con toda mi familia. Mis hijos tenían 14 y 16 años y me daban mucho trabajo. Como madre soltera y manicurista a tiempo completo, llevaba una vida ocupada, y conseguí bajar hasta unos 79 kg (175 lb), y estuve muy contenta conmigo misma.

Todavía tenía kilos de más, pero sentía que podría vivir con ese peso y ser feliz. Viví en Las Vegas durante un año antes de conocer a mi esposo actual. Cuando nos separamos durante un tiempo, perdí otros 14 kg (30 lb). Pero de nuevo pasaba muchísima hambre. Saben que esa es la razón por la que recuperamos el peso. No podía seguir comiendo de esa forma porque tenía hambre todo el tiempo. Soy técnica de uñas, tenía una clientela completa y no tenía tiempo para comer de forma regular. Siempre teníamos un montón de refrigerios en el salón de belleza, así que comía todo el día.

Me casé, volvimos al sur de California y no pude recuperar mi licencia de manicura. Estaba todo el tiempo en casa sin nada que hacer y comía por aburrimiento. Durante esos tres años que viví allí, gané peso y luego lo perdí, y después lo recuperé de nuevo. Nunca pasé de 90 kg (198 lb). Ahí es donde siempre comenzaba a hacer dieta, porque me prometí a mí misma que nunca volvería a pesar más de 91 kg (200 lb).

En 2002 nos mudamos a Oregón, donde mi esposo estaba jubilado y quería tener una pequeña granja. Por otro lado, decidí obtener mi licencia de manicura y volver a trabajar. Soy una chica de la ciudad que ama a la gente y quería conocer gente en mi nueva ciudad. Pensé que la mejor manera de hacerlo cuando no tienes hijos pequeños es ir a trabajar. Amo hacer las manicuras.

Después, en 2003, me hicieron otra cirugía de espalda importante en la zona lumbar. Así que después traté de perder peso porque mi médico dijo que tenía la espalda de una mujer de 80 años. Entonces empecé una dieta para aliviar un poco la espalda. Pero cuando trabajas en un salón de belleza siempre hay dulces y la gente trae muchos productos de bollería. Lo has adivinado, comí. Así que durante 12 años, el peso subía y bajaba casi cada dos años. He probado dietas tan locas que ahora ni siquiera puedo creerlo.

Luego, en 2014 bajé a 70 kg (155 lb), pero la espalda empeoró tanto que tenía espasmos todo el tiempo. Estaba inclinada sobre mi lado derecho porque tenía una escoliosis grave. Tuve otra cirugía de espalda en septiembre de 2014. Toda la espalda ahora está unida con tornillos y varillas. Decidí jubilarme, excepto por unos pocos clientes que veo en mi casa. Bueno, dos años después de estar en casa, volví a subir a 89 kg (197 lb) y tuve una cita con la médico en diciembre de 2016. El médico me dijo que tenía prediabetes, lo que no me sorprendió. Los familiares por el lado de mi padre tenían diabetes o murieron por complicaciones de la diabetes. Mi madre tuvo hipoglucemia la mayor parte de su vida. Me habían hecho la prueba de diabetes desde que estaba en la escuela primaria.

Le dije a la doctora que simplemente no tenía más fuerza de voluntad, así que ella me habló sobre la dieta cetogénica. En el último mes de 2016, leí todo lo que pude conseguir acerca de esta forma de comer. Encontré la página web de Diet Doctor y vi tantos videos como pude. Me inspiré leyendo tantas historias de éxito.

Estaba lista para comenzar el 3 de enero de 2017. No fue fácil el primer mes, pero nunca (incluso hasta el día de hoy) he comido nada que no estuviera en el plan. Hago las cosas de forma sencilla. Perdí 6 kg (14 lb) el primer mes, luego dejé de perder peso durante 2 meses. No me desanimé porque había abusado de mi cuerpo durante tantos años que pensé que me estaba adaptando a esta forma de comer. Volví a la doctora seis meses después de haber comenzado y ella estaba muy contenta por mí. Mi nivel de azúcar sanguínea bajó a 75 mg/dl (4,2 mmol/L) y había perdido alrededor de 18 kg (40 lb). Dejé los medicamentos para la presión arterial y me sentía mejor que en años. Ha pasado un año desde entonces, he perdido 28 kg (62 lb) y estoy por debajo de mi meta de 61 kg (135 lb). He encontrado una nueva forma de amar y honrar a mi cuerpo con la dieta cetogénica y comeré de esta forma el resto de mi vida.

La primera foto soy yo en 1984 y la segunda es del día de Navidad de 2017.

Debbie

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