Reflexiones sobre los humanos cautivos en una cultura de carbohidratos

Alimentos altos en carbohidratos

Ahora que los carbohidratos refinados están en todas partes, ¿cómo podemos ayudar a las millones de personas que sin saberlo están cautivas por una sustancia adictiva liberadora de endorfinas que les engorda y enferma?

He estado pensando mucho sobre esta pregunta desde que volví del congreso Low Carb USA en San Diego a finales de julio.

El congreso en sí fueron unos fabulosos cuatro días, repletos de presentaciones de vanguardia de destacados expertos de los bajos en carbohidratos como Jeff Volek, el Dr. Steve Phinney, la Dra. Georgia Ede, el Dr. Jeffrey Gerber, Miriam Kalamian, Dave Feldman y muchos más, incluido el Dr. Andreas Eenfeldt de Diet Doctor. Escuchamos varias veces, sobre todo en las presentaciones del Dr. Robert Cywse y de la investigadora de adicciones Nicole Avena, qué tan adicitivos son los carbohidratos en realidad.

Fue la primera vez en los más de tres años que llevo comiendo de forma cetogénica que asistí a un evento a nivel mundial dedicado a la forma de vida baja en carbohidratos (incluso de cero carbohidratos). Fue estimulante e inspirador. Las presentaciones fueron instructivas, detalladas y motivadoras. En las sesiones de preguntas y respuestas después de cada presentación hubo consultas pertinentes y adecuadas. Muchas de estas presentaciones se publicarán en videos en Diet Doctor en los próximos meses.

Sin embargo, para mí una de las partes más inspiradoras y motivadoras fue simplemente conocer y hablar con otros asistentes cuyas vidas se han transformado, a veces incluso salvado, gracias a encontrar la forma de vida cetogénica baja en carbohidratos.

Todo el mundo tenía su historia. A menudo había sido una transformación conmovedora y dramática empezando desde una mala salud y discapacidad hasta un vigor y bienestar recién encontrados. Escuché sobre epilepsias por fin controladas en adultos, gente que perdió decenas de kilos, gente que revertió la diabetes, sus migrañas mejoraron o desaparecieron, la depresión se esfumó e incluso el cáncer se mantuvo en remisión. Algunas de estas personas aparecerán en próximos artículos aquí en el sitio de Diet Doctor.

Un tema recurrente en todas las personas con las que hablé fue la enorme sensación de ser libres, de haberse quitado los grilletes de una mala salud y una mala alimentación tras años de cautiverio. Libres de los cantos de sirena de los carbohidratos. Libres de sentimientos de culpa y vergüenza por el peso que durante décadas intentaron perder. Era la libertad de ya no sentirse enfermos, cansados ni doloridos, sino tener energía y el deseo de moverse y bailar. Era la libertad de dejar de sentir que sus doctores y otras personas les culparan de tomar malas decisiones, de ser demasiado perezosos o de no esforzarse lo suficiente. Ahora sabían que los adictivos carbohidratos los habían estado enfermando durante años sin que lo supieran. Ahora podían verlo de forma clara. Ahora eran libres.

Socializar allí fue algo alegre, inspirador y alentador. Al final de los cuatro días, nos despedimos con abrazos de las auténticas relaciones y amistades que habíamos formado.

Y después, con varias horas por delante antes de mi avión de regreso a Canadá, decidí visitar el mundialmente famoso y galardonado Zoo de San Diego. El zoo presta la máxima atención a la creación de un entorno y una dieta óptimos para cada especie. Por ejemplo, para los pandas y otros animales que viven del bambú, cultivan 67 taxones de bambú diferentes. Han investigado las necesidades nutricionales de cada una de las especies de su impresionante colección de aves, han creado una dieta que imita lo que consumirían en la naturaleza. Los carnívoros, como sus 18 tigres de Sumatra, se alimentan con huesos de caña o carcasas de conejo rellenas de corazón de res.

Se veía a todos los animales notablemente sanos, felices y bien cuidados, subsistiendo con los alimentos con los que se desarrollaron para comer en un entorno que imitaba su hábitat natural.

No así los humanos: miles de ellos visitaron el zoo en este caluroso día de julio. Muchos parecían miserables y exhaustos bajo el ardiente sol. Tres de cada cuatro, desafortunadamente, tenían sobrepeso u obesidad. Niños, adolescentes, hombres y mujeres adultos, personas mayores.

Sin embargo, por todos lados había puestos de comida donde vendían enormes recipientes de refrescos, helados, perritos de maíz, perritos calientes, pizza, papas fritas, palomitas con azúcar y muchas cosas más. Los olores dulces perduraban y se burlaban de la brisa. Mucha gente comía refrigerios de carbohidratos o tomaba sorbos de enormes recipientes de bebidas azucaradas mientras veían a los animales comer sus dietas óptimas hechas a medida, diseñadas para sus necesidades específicas.

Eran los humanos los que estaban cautivos en un entorno insalubre, atrapados en una cultura de carbohidratos adictivos de la que no se habían percatado que era una jaula que los estaba enfermando, engordando y dejando exhaustos. Era descorazonador verlo. Como Kristie Sullivan señaló de forma tan elocuente en el artículo Problemas con los carbohidratos, “¿Cómo empiezas una conversación?” con un extraño para hacerle saber que todos los carbohidratos en su vida son los que probablemente le están provocando mala salud y aumento de peso. No puedes iniciar una conversación sin más. Deben escucharlo de una fuente de confianza, como un médico, un amigo, un familiar, o de un movimiento de base que les haga ver con sus propios ojos por primera vez los barrotes y las cadenas de su jaula de carbohidratos.

Fue muy preocupante. Pero volví a casa con el doble de compromiso para ayudar a correr la voz lo más posible a través de Diet Doctor y así ayudar a que comer bajo en carbohidratos sea fácil y entendible para todo el mundo.


Anne Mullens

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