Un análisis más profundo de las anomalías del tubo neural y la alimentación: ¿sabes qué comer por el bien de tu bebé antes de que nazca?

Madre besando a su hijo

He estado pensando mucho últimamente sobre qué deberían saber las mujeres en edad fértil sobre las anomalías del tubo neural, especialmente las que llevan una dieta baja en carbohidratos o cetogénica.

Una anomalía del tubo neural es una malformación grave que afecta al cerebro o a la columna vertebral del feto en desarrollo. Surgen durante los 30 primeros días después de la concepción, con frecuencia antes de que muchas mujeres sepan que están embarazadas. Cada año hay alrededor de 300.000 embarazos afectados por anomalías del tubo neural en todo el mundo, posiblemente con muchos más casos de los que no se informa.

Durante las últimas décadas se ha sabido que las mujeres que están cerca de la concepción necesitan consumir suficiente folato/ácido fólico —también conocido como vitamina B9— para reducir el riesgo de anomalías del tubo neural.

Muchas mujeres en edad fértil ahora escogen una dieta cetogénica o baja en carbohidratos y alta en grasas para bajar de peso, corregir la diabetes o el SOP o mejorar la fertilidad. No te preocupes. Puedes obtener todo el folato que necesitas con una dieta cetogénica baja en carbohidratos comiendo muchas verduras de hoja verde, espárragos, aguacates, coles de Bruselas, brócoli, huevos, marisco y carne, especialmente carne de órganos, como hígados de pollo.

Sin embargo, si tu dieta cetogénica incluye muchas bombas de grasa, cafés a prueba de balas, batidos de proteínas y postres keto —y no muchas verduras, huevos, mariscos ni carne— es posible que no obtengas suficiente folato para prevenir las anomalías del tubo neural. Puede ser conveniente que aumentes el consumo de alimentos ricos en folato natural o añadir vitaminas con ácido fólico en tu consumo diario.

En las últimas dos décadas, muchos países, incluidos EE. UU. y Canadá, comenzaron a enriquecer los productos de harina, maíz y arroz —básicamente añadiendo ácido fólico al pan, cereales, tortas y otros alimentos no nutritivos— para garantizar que las mujeres que no comían suficientes verduras y carne obtuvieran suficiente vitamina B9 para prevenir las anomalías del tubo neural. De alguna manera, los gobiernos enriquecieron la comida chatarra, los carbohidratos que nos hacían a muchos de nosotros estar gordos y poco saludables. Muchas mujeres de entre 19 y 45 años no conocen los factores de riesgo de las anomalías del tubo neural ni el enriquecimiento de carbohidratos con ácido fólico en Estados Unidos, Canadá y otras regiones.

El folato es necesario para la reproducción celular, ya que el pequeño embrión se divide rápidamente y deposita las células precursoras que a la larga se convertirán en el cerebro y el sistema nervioso central del bebé. Dos de las anomalías del tubo neural más comunes son la espina bífida, en la que la columna vertebral no se une o desarrolla adecuadamente, o la anencefalia, en la que el cerebro y el cráneo pueden estar malformados o ser inexistentes.

Es una enfermedad terrible, a menudo mortal. Como periodista de salud, he estado involucrada durante años para difundir el mensaje sobre la prevención de las anomalías del tubo neural, incluida la redacción de dos informes no firmados para la organización de salud pública canadiense líder, que contienen secciones sobre la prevención de las anomalías del tubo neural a nivel de población.

También tengo una vinculación personal. Con veintitantos años, una amiga tuvo un bebé con anencefalia. Ella y su esposo descubrieron en el tercer trimestre que su primer hijo, del que celebraban sus patadas y movimientos, no tenía cráneo y solo una pequeña porción del tronco encefálico. El bebé no podría sobrevivir fuera del útero de su madre. Los padres eligieron con valentía continuar con el embarazo para poder donar los órganos de su bebé y ayudar a otros tres niños. Mi amiga pasó por un largo parto sabiendo que el bebé estaba destinado a morir poco después del nacimiento. Luego tuvieron dos hijos sanos, pero la tragedia y el dolor del primer embarazo y nacimiento nunca se olvidaron.

Desde entonces, me preocupé de forma apasionada por ayudar a las futuras madres a saber cómo prevenir las anomalías del tubo neural con la mejor información disponible actualmente.

Aquí hay cinco cosas que debes saber:

1. Resolviendo el antiguo rompecabezas: relación de las anomalías del tubo neural con la deficiencia de folato en la dieta

Las anomalías del tubo neural han existido desde los primeros tiempos de la civilización humana, pero durante eones su causa estuvo rodeada de misterio. A mediados del siglo 20, los investigadores comenzaron a darse cuenta de una serie de factores intrigantes sobre la incidencia de la anomalía del tubo neural: parecía fluctuar según la estación de la concepción, la geografía y en respuesta a fuerzas externas, como guerras y depresiones económicas. Las mujeres de las clases socioeconómicas más bajas cuadriplicaban las tasas de anomalías del tubo neural en comparación con las que se encontraban en los niveles más altos de riqueza y educación. Las mujeres que viven en ciudades tenían tasas más altas que las mujeres que viven en granjas. En la década de 1970, debido a que las poblaciones que comían muchas papas como los irlandeses y los galeses tenían tasas más altas de anomalías del tubo neural, hubo un debate acalorado sobre si el consumo de papas en mal estado o deterioradas era una causa posible.

Sin embargo, fue en 1965 cuando los epidemiólogos comenzaron a armar el rompecabezas: lo que era común en todos esos casos era la falta de acceso a verduras verdes frescas, a carne y a fruta de buena calidad con altas cantidades del micronutriente folato, también llamado vitamina B9. La vitamina, como sabemos ahora, tiene un papel esencial en una serie de procesos celulares, incluida la formación de glóbulos rojos y la replicación del ADN y el ARN, los componentes básicos de la vida.

La conclusión: una dieta rica en verduras frescas de hoja verde y proteínas animales, particularmente carnes de órganos, ha sido la forma natural de prevenir las anomalías del tubo neural durante milenios. Haz que tu dieta baja en carbohidratos y keto sea alta en ambos alimentos.

2. Hay diferencias entre el folato de origen natural y el ácido fólico sintético

Llamado folato en su forma natural, la vitamina B se encuentra en grandes cantidades en espinacas, col rizada, lechuga romana, remolacha y acelgas; en espárragos, coles de Bruselas y brócoli; y en yemas de huevo y carnes, especialmente hígado y riñón; y en aguacate y frutas cítricas. Aquí hay una buena lista de alimentos que son fuentes de folato.

En la década de 1940, el compuesto químico ácido fólico, la forma sintética del nutriente —con una estructura molecular ligeramente diferente— se aisló a partir de la espinaca.

El folato natural se degrada rápidamente y no puede resistir el procesamiento industrial ni el almacenamiento a largo plazo. El ácido fólico sintético, sin embargo, es más estable y puede convertirse en suplementos vitamínicos o resistir el procesamiento industrial para añadirlo a las harinas, alimentos y cereales, permaneciendo viable durante meses y años en los supermercados y despensas. También hay nuevos datos científicos acerca de que las células del intestino absorben y metabolizan de forma diferente el folato natural y el ácido fólico sintético.

Aunque el papel de una dieta rica en folato para prevenir la anomalía del tubo neural se conocía desde finales de 1970, fue en 1991 cuando la publicación básica de resultados de un ensayo aleatorizado de control descubrió que administrar a las mujeres suplementos diarios de ácido fólico en una píldora de vitaminas antes de la concepción podría reducir significativamente la incidencia de anomalías del tubo neural. Se llegó a esta conclusión: “Se deben tomar medidas de salud pública para garantizar que la alimentación de todas las mujeres que puedan tener hijos contenga una cantidad adecuada de ácido fólico”. En 1992, el Centro de Control de Enfermedades de EE. UU. recomendó que todas las mujeres en edad fértil consuman el equivalente a 400 microgramos de ácido fólico diariamente para prevenir las anomalías del tubo neural, ya sea con una alimentación rica en folato o en forma de ácido fólico suplementario.

La conclusión: el folato se puede consumir con fuentes naturales, o el ácido fólico con suplementos vitamínicos para así reducir el riesgo de anomalías del tubo neural.

3. Muchas mujeres no están informadas, por lo que los países decidieron enriquecer los alimentos de harina con ácido fólico

A día de hoy, numerosas encuestas de mujeres en edad fértil en el Reino Unido, Europa, Canadá, EE. UU.de hecho, en casi todos los países— muestran grandes lagunas de conocimiento sobre la presencia de anomalías del tubo neural y las medidas efectivas que deben tomarse para prevenirlas.

Para la investigación y redacción de este artículo, también les pregunté a mujeres jóvenes, de entre 20 y 30 años, sobre lo que sabían acerca de las anomalías del tubo neural. Menos una persona, ninguna conocía el término. Cuando luego pregunté: “¿Sabes lo que puedes hacer antes de la concepción o en los primeros días del embarazo para evitar ciertos tipos de defectos de nacimiento?”, todas respondieron (correctamente): “No beber alcohol”. Sin embargo, ninguna dijo que también deberían asegurarse de llevar una alimentación rica en folato natural y/o tomar una vitamina prenatal con ácido fólico.

Eso, en pocas palabras, ha sido un problema de salud pública durante décadas: ¿cómo hacer correr la voz para cambiar a tiempo la conducta alimentaria de las mujeres para prevenir las anomalías del tubo neural? Ya que es posible que muchas mujeres en edad fértil no consuman suficientes alimentos ricos en folato ni tomen vitaminas antes de las concepciones no planificadas, desde finales de la década de 1990, unos 80 países, liderados por Omán, Canadá y EE. UU., han legislado para enriquecer de forma obligatoria los productos de harina de trigo y cereales con ácido fólico.

En esencia, el enriquecimiento de alimentos es la manera en la que la salud pública dota de nutrientes muy necesarios a los alimentos populares (menos saludables). La idea era que en lugar de gastar millones en promoción de la salud para decirle a las mujeres que comieran verduras, al ponerlo en pan, pasteles, galletas y cereales para el desayuno aumentaría casi sin esfuerzo la ingesta. Algunos países ahora también enriquecen el arroz o la harina de maíz con ácido fólico por el mismo motivo. Otros países como Brasil y Colombia tienen amplios programas de enriquecimiento voluntarios.

Sin embargo, al encuestar a mis amigos y familiares jóvenes canadienses, ninguno de ellos sabía que al comer pan, cereales, sándwiches, pasteles, galletas y otros productos hechos de harina, llevan consumiendo ácido fólico sintético dos décadas a través de programas obligatorios de enriquecimiento de alimentos.

Tanto en los Estados Unidos como en Canadá, la obligatoriedad del enriquecimiento de la harina con ácido fólico se promulgó en 1998, cuando los representantes de salud pública estaban muy preocupados por el aumento de las anomalías del tubo neural. En la provincia canadiense de Ontario, por ejemplo, las tasas de anomalías del tubo neural aumentaron de 11,7 por cada 10.000 embarazos en 1986 a 16,2 por cada 10.000 en 1995. La mayoría de los investigadores dicen que las tasas más altas estaban relacionadas con más pruebas y detecciones prenatales, pero creo que se podría argumentar que, con el enfoque en dietas bajas en grasas que se promovió en los años 70, 80 y 90, la gente consumió más carbohidratos y evitaron la carne, los huevos y las verduras altas en folatos (cubiertas con mantequilla y queso que hacen que las verduras estén más sabrosas).

En los países con enriquecimiento obligatorio con ácido fólico, la mayoría añade 140 microgramos de ácido fólico por cada 100 gramos de trigo o cereales. En 2006, la Organización Mundial de la Salud estableció niveles mínimos y máximos de ácido fólico para los alimentos enriquecidos. Los países que tienen enriquecimiento obligatorio de harina de trigo y granos de cereales con ácido fólico han visto que las anomalías del tubo neural caen entre un 30 y 70 por ciento. Sin embargo, ahora se ha reconocido que no todas las anomalías del tubo neural se previenen con suplementos de ácido fólico y que la tasa más baja posible de anomalías del tubo neural probablemente sea de alrededor de 4 casos por cada 10.000 nacimientos, incluso con el enriquecimiento obligatorio.

Es interesante tener en cuenta que casi todos los países de Europa NO enriquecen la harina y los cereales con ácido fólico, a pesar de los repetidos intentos de varias organizaciones y grupos de presión de salud para persuadir de un enriquecimiento más generalizado. La principal razón para no enriquecer los productos de harina en Europa es la resistencia a alterar los amados productos de pan y la preocupación de que el ácido fólico pueda enmascarar la anemia perniciosa, que es un problema importante en más del 20 % de la población mayor de 65 años, especialmente en el norte de Europa.

También existe una preocupación considerable de que el ácido fólico, ya que es utilizado por las células en la división celular rápida, también pueda estimular el crecimiento de algunos tipos de cáncer, especialmente del cáncer de colon y algunos cánceres de mama. Esta preocupación es nueva y aún no está demostrada.

Existe otra preocupación, que debido a las diferencias en la forma en que las células intestinales pueden absorber y descomponer el folato en comparación con el ácido fólico, la ingesta alta del ácido fólico sintético en alimentos enriquecidos produzca tasas más altas de ácido fólico no metabolizado (UMFA) que circula por la sangre y otros líquidos corporales como la leche materna de todos aquellas mujeres expuestas a alimentos enriquecidos. Sinceramente, aún no sabemos qué significa esto para la salud humana.

Las consecuencias no deseadas del enriquecimiento alimentario obligatorio con ácido fólico las están analizando muchos investigadores, pero como señala un documento de 2013:

El esfuerzo [de la salud pública] es único ya que su población objetivo (mujeres en el período periconcepcional) es mucho más pequeña que la población a la que afecta (todos los que consumen productos de cereales enriquecidos). El enriquecimiento con folato ha tenido un gran éxito en cuanto a su objetivo; desde su inicio, la incidencia de anomalías del tubo neural ha disminuido considerablemente. A raíz de este éxito de la salud pública, es importante catalogar los beneficios fortuitos y los posibles efectos secundarios de administrar suplementos de ácido fólico.

La conclusión: el enriquecimiento de alimentos básicos, como la harina, el pan y los cereales, tiene resultados positivos y negativos, que aún se siguen discerniendo.

4. Que es mejor: ¿alimentos naturales sanos o pasteles, galletas y pasta?

Una controversia muy actual: un estudio reciente en EE. UU. encontró una posible correlación estadística entre mujeres en edad reproductiva que consumen pocos carbohidratos y un riesgo ligeramente mayor de anomalías del tubo neural. Ese fue el mensaje enviado por un comunicado de prensa sobre el estudio y amplificado en todo el mundo por docenas de artículos en los medios de comunicación en febrero de 2018. “Las dietas bajas en carbohidratos pueden aumentar el riesgo de defectos de nacimiento”, decían los titulares.

El estudio comparó las dietas de las madres de unos 1.600 nacimientos con anomalías del tubo neural en EE. UU. con 9.500 nacimientos sin defectos congénitos entre 1998 y 2011. Determinó que las madres que comen menos carbohidratos (y por lo tanto no consumen muchos productos de harina enriquecida) tienen un riesgo ligeramente mayor de anomalías del tubo neural. Eso significa que los investigadores potencialmente daban a entender que ya que las mujeres que comen bajo en carbohidratos no están expuestas a harinas y alimentos procesados enriquecidos con ácido fólico, básicamente sería mejor para ellas llevar una alimentación alta en pasteles, panes, pastas y galletas que una dieta de alimentos naturales sin procesar con verduras, huevos, productos lácteos y carne.

Cuando se supo la noticia, tanto nosotros en Diet Doctor hablamos de los importantes defectos metodológicos, estadísticos y analíticos del estudio observacional (que básicamente no puede probar causa y efecto).

Andreas Eenfeldt observó los siguientes errores: “Las madres que informaron de una ingesta más baja de carbohidratos también eran de más edad, más obesas, fumaban más y bebían más alcohol, todo esto puede estar relacionado con un mayor riesgo de defectos de nacimiento, por lo que quizás no sea una comparación justa”.

“Sin embargo, puede ser buena idea asegurarse de consumir suficiente ácido fólico si estás planeando concebir. Solo para asegurarse”, añadió.

Un hecho del que no se habló ampliamente acerca del estudio: solo las mujeres que tuvieron embarazos no deseados y comían bajo en carbohidratos tenían la tasa más alta de anomalías del tubo neural. Las mujeres que comían bajo en carbohidratos y planificaron sus embarazos —presumiblemente asegurándose de comer bien antes de la concepción y tomando suplementos si fuera necesario— no mostraron un aumento en las tasas de anomalías del tubo neural.

Otro hecho del que mayormente no hablaron: aunque los investigadores revelaron que no tenían ningún conflicto de intereses en la realización del estudio, su institución de investigación, la Universidad de Carolina del Norte UNC Gillings School of Global Public Health, ha tenido desde 1994 una colaboración con Coca-Cola Company, que describen con orgullo en su página web. Destacan que esta colaboración les ha permitido participar en “esfuerzos más amplios para educar e informar a los consumidores sobre una nutrición adecuada”. Aunque no necesariamente reduce la credibilidad del estudio, plantea dudas sobre el juicio de la institución de investigación. La “salud pública mundial” no puede ir en la misma frase que Coca-Cola, a menos que se trate de los efectos negativos del azúcar.

La conclusión: no necesitas comer pan, pasteles ni galletas para tener un embarazo saludable. Pero asegúrate de consumir suficiente folato o ácido fólico, ya sea con la dieta o de suplementos vitamínicos, si estás planeando quedarte embarazada.

5. Genética, deficiencia de MTHFR, diabetes de tipo 2 y otros riesgos a conocer

Como señalamos antes, incluso con los programas obligatorios de enriquecimiento de alimentos, no se pueden prevenir todas las anomalías del tubo neural. Las tasas más bajas alcanzables parecen ser 4 de cada 10.000 embarazos, aun con niveles adecuados de consumo de folato o ácido fólico.

Incluso con los programas obligatorios de enriquecimiento de alimentos, las mujeres con obesidad y diabetes de tipo 2 tienen un riesgo seis veces mayor de anomalías del tubo neural, una razón más para llevar una dieta baja en carbohidratos sin productos de pan y harina. Los factores de riesgo genéticos para la diabetes de tipo 2 y el síndrome metabólico, incluso si la madre todavía no es diabética, también parecen aumentar el riesgo de anomalías del tubo neural.

En los últimos años, se descubrió que un gen recientemente descubierto llamado MTHFR (metilentetrahidrofolato reductasa) crea una enzima especial involucrada en el complejo proceso del metabolismo del folato, descomponiendo el folato y el ácido fólico para ser utilizado en procesos celulares. Concretamente, esta enzima convierte una molécula llamada 5,10-metilentetrahidrofolato en una molécula llamada 5-metiltetrahidrofolato. Los estudios genéticos han descubierto que las madres con una modificación concreta de este gen, específicamente dos copias de MTHFR-C677T, también llamada deficiencia de MTHFR, tienen una tasa mayor de anomalías del tubo neural. Se calcula que hasta el 40 por ciento de los norteamericanos tiene al menos una copia y quizás el 15-20 % puede tener dos copias del gen. Otra variación del gen MTHFR (llamado polimorfismo genético) es el A1298C. Dos copias del mismo, o una del C677T y una del A1298C, también pueden reducir la eficiencia del metabolismo del folato, pero no tanto como dos del C677T.

Tener dos copias de los genes de la deficiencia de MTHFR también se relaciona con epilepsia, síndrome del ovario poliquístico, depresión, todas las afecciones que aquí en Diet Doctor se ha mostrado que mejoran con las dietas bajas en carbohidratos. Se está llevando a cabo una gran cantidad de investigaciones, incluyendo 22 ensayos aleatorizados de control para comprender mejor las deficiencias de MTHFR y sus factores de riesgo o su efecto en la salud.

Algunos médicos, como el naturópata estadounidense Dr. Ben Lynch y otros están promoviendo los tratamientos y suplementos de pruebas genéticas para supuestamente tratar los problemas de la deficiencia de MTHFR. Aunque los datos científicos aún no están claros, Lynch y otros recomiendan que quiénes sospechen de deficiencias de MTHFR eviten consumir ácido fólico sintético, ya que no pueden descomponerlo de una forma igual de eficiente. En su lugar recomiendan que consuman muchos alimentos naturales y ricos en folato. Un suplemento de folato, llamado 5-MTHL (L-Metilfolato) también está disponible en las tiendas naturistas y, supuestamente, es más fácil de descomponer por las personas con deficiencias de MTHFR. Este consejo sigue siendo controvertido.

La conclusión: genética, diabetes, obesidad y el MTHFR pueden contribuir a los riesgos de anomalías del tubo neural. Comer alimentos naturales no procesados, ricos en folato y bajos en carbohidratos, es una opción prudente para todos estos otros factores de riesgo, tanto la prevención de las anomalías del tubo neural como para optimizar una buena salud.

En resumen, no te puedes equivocar al llevar una dieta saludable y natural, con muchas verduras, carne, mariscos y huevos, y tendrás suficiente ácido fólico para cualquier embarazo planificado o no planificado. No necesitas comer pan, pasteles, pasta y cereales enriquecidos para proteger a tu bebé que está por nacer.

Sin embargo, si tu dieta cetogénica baja en carbohidratos no tiene muchas verduras, carne ni mariscos, es aconsejable que la complementes con vitaminas que contengan ácido fólico.


Anne Mullens

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