La crisis de salud actual y las pautas de alimentación de Canadá

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La nutrición es un tema con carga emotiva. Parece que hay batallas diarias en internet sobre la mejor forma de comer, y cada parte defiende fervientemente su postura. Los medios de comunicación a menudo informan de los resultados de estudios, pero no siempre son precisos. Cualquiera puede ofrecer consejos alimentarios por internet.

Las dietas bajas en carbohidratos y cetogénicas han sido muy populares en las noticias últimamente, y como cabía esperar, suscitan controversia. ¿Por qué deberían los canadienses prestarles atención y qué tiene esto que ver con nuestras propias pautas alimentarias? Vamos a abordar estas preguntas. Sin embargo, primero debemos discutir la crisis de salud nutricional a la que se enfrenta nuestro país.

Nuestra crisis nutricional

Hace cuarenta años, nuestro gobierno nos dijo que comiéramos menos grasas y más carbohidratos porque creían que la grasa de la dieta causaba enfermedades cardiacas. Por desgracia, desde entonces hemos visto un aumento sin precedentes y aterrador en la incidencia de la diabetes de tipo 2, la obesidad y otras enfermedades nutricionales. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la obesidad mundial se ha triplicado desde 1975, y la obesidad infantil se ha multiplicado por 10 en el mismo período de tiempo. En el entorno alimentario actual, se espera que el 70 % de todos los adultos canadienses tengan sobrepeso u obesidad para 2040, y un total de 5 de cada 10 niños padecerán diabetes de tipo 2 en el transcurso de sus vidas. Lo que es aun más sorprendente es que el 80 % de los niños de las Naciones Originarias de Canadá padecerán diabetes de tipo 2 en su vida.

Esta crisis no se limita a la obesidad y la diabetes de tipo 2. En 2015, vimos niveles de cardiopatías coronarias que en realidad se esperaban para 2030, en gran parte achacables a la ingesta de azúcar. Las enfermedades coronarias, la obesidad y la diabetes de tipo 2 solían darse solo en adultos mayores, después de una vida de nutrición inadecuada. Ahora las padecen cada vez personas más jóvenes. Actualmente hay niños a los que diagnostican con la enfermedad del hígado graso, diabetes de tipo 2 y síndrome metabólico.

Esta creciente epidemia de enfermedades también amenaza con llevar a la quiebra a nuestro sistema de salud. Según un informe reciente de la Fundación del Corazón y Accidentes Cerebrovasculares de Canadá, se espera que el consumo de bebidas azucaradas le cueste a Canadá 50 mil millones de dólares en los próximos 25 años.

Problemas con las pautas alimenticias

Cuando quitamos la grasa de la comida, los productores de alimentos la reemplazaron con azúcar y carbohidratos refinados para que tenga un mejor sabor. Sustituimos los alimentos tradicionales con alimentos procesados, y los alimentos ultraprocesados ahora constituyen el 48,3 por ciento de nuestras calorías diarias; los niños consumen aun más, el 57 por ciento de sus calorías diarias.

Para combatir esta insostenible carga de enfermedades, los médicos y los profesionales de la salud nos estamos reeducando a nosotros mismos. Formamos una red social de médicos canadienses y profesionales de la salud afines, actualmente con 3.500 miembros y en aumento, que hemos “vuelto a la escuela” para aprender una forma mejor de controlar las enfermedades nutricionales y promover unas mejores pautas alimentarias. Creemos que las recomendaciones alimentarias actuales están llenas de problemas.

La mayoría de los canadienses se sorprenderían al saber que nunca hubo buenos datos científicos que respalden el consejo de consumir menos grasas y más carbohidratos, y que nuestras pautas alimentarias en Canadá siguen de cerca las pautas alimentarias de los estadounidenses. Un informe reciente de las Academias Nacionales de Ciencia, Ingeniería y Medicina planteó serias preocupaciones sobre el rigor científico de las pautas alimentarias de EE. UU., y recomendó una revisión del proceso para desarrollar pautas alimentarias confiables. Las mismas preocupaciones y recomendaciones deberían aplicarse a las pautas canadienses.

Se han escrito buenos resúmenes sobre cómo y por qué nuestras guías dietéticas carecen de rigor científico; la influencia política de personas poderosas y convincentes, y los intereses contrapuestos de los grandes fabricantes de alimentos jugaron un papel importante en el establecimiento de las pautas. La industria del azúcar, por ejemplo, patrocinó e influyó en la investigación científica en la década de 1960.

Las pautas alimentarias también se vieron influenciadas por el sesgo de publicación. No se publicaron estudios porque los resultados no respaldaban la hipótesis de que la grasa, en particular la grasa saturada, era la culpable de la enfermedad cardíaca. Los datos recuperados del Experimento Coronario de Minnesota mostraron una mayor mortalidad cuando la grasa saturada era reemplazada por aceite vegetal, pero esto no se supo hasta hace poco, cuando se descubrieron y analizaron los datos originales.

Nuestra crisis de salud de salud se puede arreglar

Hemos experimentado devastadoras consecuencias involuntarias por crear una política alimentaria con información incompleta o incorrecta. Pero ahora que entendemos que el azúcar, y no la grasa, está implicada en la mayoría de las enfermedades nutricionales crónicas, podemos tratar a nuestros pacientes con enfermedades crónicas y, con suerte, evitar que otros enfermen.

Aunque a los pacientes y los médicos se les enseña que las enfermedades como la diabetes de tipo 2 son crónicas y progresivas, esto solo es cierto si la dieta sigue siendo la misma. Si las personas con diabetes reducen su ingesta de azúcar y carbohidratos refinados que contribuyeron a la enfermedad en primer lugar, es posible que puedan reducir o eliminar los medicamentos para la diabetes.

Esto no es más restrictivo que la necesidad de evitar el gluten si tienes eres celíaco, productos de origen animal si eliges ser vegano o vegetariano o productos lácteos si eres intolerante a la lactosa. Las personas con diabetes de tipo 2 resistentes a la insulina son intolerantes a los carbohidratos y comer menos mejora su salud.

Nuestros abuelos tenían razón al cocinar con alimentos naturales y sin procesar. Una forma de alimentación baja en carbohidratos y con grasa saludable va en contra de las pautas actuales, pero esta revolución mundial de los alimentos está consiguiendo que las personas estén sanas, y puede salvar nuestro sistema de salud.

Promovemos un cambio de la política alimentaria

Health Canada está revisando las pautas alimentarias, y abogamos por pautas basadas en datos científicos rigurosos y actualizados. Presentamos una carta a Health Canada solicitando pautas con alimentos naturales, que refleja el estado actual de los datos científicos en temas como grasas saturadas, productos animales y consumo de sal. Esta carta fue firmada por 717 de nuestros colegas, algunos considerados expertos mundiales en nutrición e investigación terapéutica.

Muchas de nuestras sugerencias se basan en las acertadas recomendaciones descritas en el informe de la Comisión Permanente de Asuntos Sociales del Senado, que recientemente realizó una investigación sobre la obesidad en Canadá. Este comité concluyó que “as pautas alimentarias obsoletas de Canadá ya no son efectivas para proporcionar orientación nutricional a los canadienses. El jugo de fruta, por ejemplo, se presenta como un producto saludable cuando es poco más que un refresco sin burbujas”.

Como médicos, tenemos la responsabilidad de abogar por el cambio de nuestras guías dietéticas. Tenemos una oportunidad de oro para cambiar el rumbo de la salud de nuestro país y convertirnos en un líder mundial en recomendaciones nutricionales.

Health Canada publicó un conjunto de principios rectores sobre las nuevas pautas alimentarias, con muchos cambios positivos, como advertir en contra de las bebidas azucaradas y reducir los alimentos procesados. Sin embargo, todavía había un enfoque notable en la reducción de grasas saturadas, proteínas de origen animal y sal, que no está respaldado por pruebas reales. Presentamos una carta de réplica y nos decepcionó recibir una respuesta estándar del Ministro de Salud. Sentimos que, básicamente, ignoraron nuestras preocupaciones.

Aunque Health Canada desea advertir sobre las grasas saturadas, el único momento en que deberíamos hacer recomendaciones a toda la población para cambiar nuestra ingesta de un determinado alimento o macronutriente es cuando tengamos pruebas incuestionables de su beneficio o daño. Las pruebas acerca de la grasa saturada todavía están en un estado de incertidumbre, con los expertos incapaces de estar completamente de acuerdo. La mayoría de los estudios grandes y de buena calidad muestran que la grasa saturada es neutral o beneficiosa. Pero si los expertos no están de acuerdo, entonces no podemos hacer recomendaciones, y las pautas deben permanecer en silencio.

En lugar de recomendar una reducción de las grasas saturadas, debemos seguir el ejemplo de la Fundación del Corazón y Accidentes Cerebrovasculares de Canadá. Es de destacar que en 2015 revisaron las mismas pruebas cubiertas por el Comité de Pautas Alimentarias de EE. UU. y Health Canada, y en vez de la advertencia actual, juzgaron que no se justificaba un límite de percentil en la grasa saturada. Su declaración de posición sobre la grasa saturada en la enfermedad cardíaca afirma: “Si bien las discusiones y el diálogo continúan, es importante tener en cuenta que la calidad general de la propia dieta, combinada con los tipos y la cantidad de alimentos, tiene un mayor efecto en la salud que cualquier nutriente único como la grasa saturada”.

Lo que esto significa para la población canadiense en general

Si las dietas terapéuticas bajas en carbohidratos tienen tanto éxito con la enfermedad metabólica, ¿significa esto que todos deberían comer de esta manera? Las personas que son esbeltas, metabólicamente sanas y activas pueden tolerar más carbohidratos que aquellas que están metabólicamente enfermas. Una dieta con restricción de carbohidratos funciona mejor para las personas con enfermedades resistentes a la insulina como la diabetes de tipo 2, hígado graso, síndrome metabólico o el síndrome del ovario poliquístico, entre otras. De hecho, los autores sugieren que una dieta con restricción de carbohidratos debería ser la terapia de primera línea en la diabetes de tipo 2.

Para el resto es necesario un enfoque nutricional personalizado. Pero parece claro, especialmente de acuerdo con el estudio PURE epidemiológico liderado por Canadá y recientemente publicado, que la población general debería consumir menos carbohidratos refinados y más grasas naturales de las que actualmente se recomiendan. Centrarse más en alimentos naturales y eliminar más productos elaborados y refinados.

¿Por qué molestarse en cambiar las pautas alimentarias?

¿Por qué poner tanto empeño en cambiar las pautas alimentarias cuando algunos argumentan que de todos modos no las seguimos? ¿No podemos simplemente ignorar lo que el gobierno nos dice que comamos al haber encontrado una manera mejor? En realidad, los datos sobre la disponibilidad de alimentos muestran que realmente seguimos los consejos alimentarios del gobierno. Si bien la mayoría de los canadienses pueden optar por ignorar las pautas alimentarias, hay muchos habitantes obligados a seguirlas. Los estudiantes, los pacientes hospitalizados o institucionalizados están sujetos a las normas establecidas por Health Canada con respecto a lo que pueden comer.

Es un problema cuando a los pacientes con diabetes en el hospital se les da jugo, pan tostado, avena y yogur azucarado bajo en grasa porque las pautas alimentarias dicen que la dieta debe contener 55-60 % de carbohidratos y limitar las grasas saturadas. Esto aumenta su ya alto nivel de azúcar en la sangre.

Es un problema cuando los niños reciben jugo en la escuela porque la guía de alimentos dice que es una porción de fruta. O cuando las escuelas deben elegir productos lácteos bajos en grasa debido a niveles “peligrosos” de grasas saturadas, cuando hay estudios repetidos que muestran una asociación entre los productos lácteos con toda la grasa y un índice de masa corporal más bajo posteriormente en la vida.

También es un problema cuando las escuelas de medicina enseñan principios y conceptos de nutrición que no están respaldados por la ciencia. Esto es lo que los estudiantes probablemente usarán para aconsejar a sus pacientes más adelante.

Así que no todo el mundo puede ignorar las pautas.

Movimiento de base

Un movimiento de base puede ser increíblemente poderoso, pero el cambio en última instancia debe venir desde la cima. Debemos pedirles a nuestras escuelas que reduzcan el azúcar y que nuestros hospitales eliminen las bebidas endulzadas y sirvan más alimentos naturales y nutritivos. Esperamos consejos alimentarios imparciales por parte de nuestras organizaciones de diabetes y obesidad, pero debemos cuestionar por qué reciben apoyo financiero de empresas de alimentos que crean productos implicados en la causa de estas enfermedades. Finalmente, debemos ayudar a nuestros colegas de atención sanitaria a aprender sobre el poder de comer alimentos reales y naturales para la prevención y corrección de enfermedades.

La próxima década será muy emocionante en el mundo de la ciencia nutricional y las recomendaciones dietéticas, pero no podemos esperar a que los responsables políticos lo resuelvan. Debemos actuar ahora y exigir que nuestras pautas alimentarias se basen en pruebas sólidas.

Ayúdanos a decirle esto a Health Canada firmando nuestra petición pública. Investiga. Exige cambios y pregunta a tus proveedores de salud y a los responsables de las políticas. El conocimiento es poder; tenemos el conocimiento, ahora es el momento de comenzar a usarlo.


Dra. Èvelyne Bourdua-Roy y coautoras: Dra. Barbra Allen Bradshaw, anatomopatóloga (Abbotsford, BC), y Dra. Carol Loffelmann, anestesióloga (Toronto, ON).

 
Puedes encontrar la petición pública, así como nuestras cartas a Health Canada en nuestro sitio web en www.changethefoodguide.ca. Si eres un proveedor de servicios de salud canadiense y deseas participar en nuestra comunidad para colaborar, ponte en contacto a través del sitio web mencionado.

Si deseas aprender sobre el uso de la nutrición baja en carbohidratos, el sitio web de Diet Doctor ofrece explicaciones simples, recetas y menús, y es la referencia que los profesionales de la salud de Canadá dan más a menudo a los pacientes.1

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