Infertilidad, SOP y el programa IDM

Padre con hijo

Dr. Jason Fung: El otro día tuve una conversación con Megan Ramos en nuestra clínica, y ella mencionó que otra paciente más se había quedado embarazada al hacer el programa IDM. Para esta persona en particular, que siendo un poco mayor nunca había pensado que tendría un bebé, quedarse embarazada fue simplemente el mejor de los regalos.

Teniendo eso en cuenta, quería abordar el tema de la infertilidad y el SOP y presentar a una integrante importante del equipo del Intensive Dietary Management (IDM): la Dra. Nadia. Es nuestra experta residente en el síndrome del ovario poliquístico (SOP) y tiene pasión por el tratamiento alimentario del SOP y la fertilidad. La Dra. Nadia es una de nuestros asesoras, y contribuye a nuestra comunidad de miembros respondiendo preguntas y proporcionando apoyo.

Dra. Nadia: Tengo la extraña reputación de hacer que la gente se quede embarazada. La gente a menudo me busca después de escuchar: “Ten cuidado. No vayas a esa doctora a menos que quieras quedarte embarazada”. Soy la Dra. Nadia Pateguana y he sido médica naturópata en la práctica clínica durante más de 15 años. Para las parejas que viven con problemas de fertilidad, ¡es un milagro bien recibido! Al principio de mi carrera, viví en una comunidad bastante pequeña y unida en Mozambique. Traté a una mujer sudafricana, Charise, para bajar de peso. Ella quería “desintoxicarse”, así que le asesoré sobre mi dieta. Varios meses más tarde, Charise pidió una cita junto con su marido, Johan. “Qué raro”, pensé, ya que sólo lo había visto una vez en la primera visita.

Cuando llegaron, Johan fue el primero en hablar. Con mucha emoción, ¡me dijo que ahora esperaban un nuevo bebé! Durante los primeros 6 años de su matrimonio fueron incapaces de concebir. No recuerdo muy bien cuántas rondas de FIV hicieron, pero sufrieron un camino de fertilidad horripilante y devastador. Finalmente, aceptando el hecho de que nunca iban a tener a un niño de su propio cuerpo, adoptaron con alegría a su primer hijo, que ahora tiene 7 años. Pero, en este inesperado giro del destino, ahora estaban esperando su primer hijo biológico.

Johan estaba seguro de que esta “dieta de desintoxicación” que le receté a su esposa fue la razón de su repentino embarazo. Durante los tres meses anteriores, Charise había cambiado con éxito sus hábitos alimenticios y también había dejado atrás una larga y grave adicción a los refrescos. Adoptó una dieta baja en carbohidratos, una dieta baja en carbohidratos estricta, basada en mi “dieta base” y en la “desintoxicación” que repasé con ella. Esta dieta prevenía contra los azúcares, incluso contra las fuentes “sanas” de carbohidratos como las frutas y los jugos. Fomentaba una cantidad moderada de proteína y grasas saludables: aceite de coco, aguacates, huevos, mantequilla, aceite de oliva, etc. Abrumados con alegría, vinieron para darme las gracias. Después me enteré de que Charisa había sufrido un aborto y perdió ese hijo. Pero entonces, ocurrió otro “milagro”. Concibió por segunda vez, dando a luz a un sano bebé.

Johan quería entender esta inesperada conexión entre esta innovadora dieta y su nuevamente descubierta fertilidad, pero no se lo pude explicar. Yo tampoco sabía por qué se había quedado de repente embarazada. Sin duda había relación, pero en ese momento, tan pronto en mi carrera, simplemente no entendía el profundo vínculo. Desde una perspectiva práctica, realmente no importaba. Estaba orgullosa de mis numerosas historias de éxito, y a menudo explicaba a otros pacientes que a veces una pequeña pérdida de peso y una “desintoxicación” podría ayudarles a traer un “pequeño tesoro”.

Aunque no hicimos un diagnóstico formal, Charise muy probablemente sufría de síndrome de ovario poliquístico (SOP). Hablaremos del criterio específico de diagnóstico en el capítulo 2, pero quizá la secuela más desgarradora de esta enfermedad es la infertilidad. Tener una familia es quizá la más básica de las necesidades humanas, y la imposibilidad de tener tus propios hijos obviamente afecta a ese sueño humano esencial.

El SOP es la afección reproductiva más común en el mundo. Se estima que afecta al 8-20 % de las mujeres en edad reproductiva dependiento del critero específico de diagnóstico usado (Epidemiology, diagnosis, and management of polycystic ovary syndrome, Clinical Epidemiology 2014:6; 1-13 Sirmans, SM and Pate KA). El cuarenta por ciento de las pacientes diagnosticadas con SOP sufren infertilidad. El 90-95 % de las mujeres en clínicas de infertilidad no pueden concebir debido a la falta de ovulación que sufren por el SOP.

Pero mi casi obsesión con el SOP, la fertilidad y la dieta no es solo profesional, es también profundamente personal. Me convertí en doctora naturópata después de desarrollar síndrome del intestino irritable como adulta joven. La medicina convencional no ayudó, pero descubrí algo de alivio con la medicina naturópata. Me gradué de la Facultad Canadiense de Medicina Naturópata en 2004 y volví a mi país, Mozambique, con el plan de trabajar con el Ministerio de Salud en comunidades empobrecidas. Esperaba aprender la medicina tradicional local para complementar mi formación naturópata, que incluyó algo de formación nutricional.

Sin embargo, la política en Mozambique es complicada y conseguir un trabajo en el ministerio no era fácil. Llamé a muchas puertas, pero las cerraban en mi cara (a veces de forma no muy educada). Finalmente, solicité una reunión con el ministro de salud mismo. Después de mirar mi currículo y escuchar mi historia, me concedió una licencia de práctica privada de medicina naturópata. Además, me hizo saber que probablemente me iría bien en Maputo, la capital de Mozambique y ciudad donde nací. Me sentí derrotada, porque esta no era la razón por la que había vuelto a mi país natal. Pero, con pocas alternativas, y no dispuesta a dar la espalda a Mozambique, hice lo que me sugirió.

Para mi sorpresa, mi consulta estaba completamente llena en seis meses. En vez de ayudar a los pobres y malnutridos, mis pacientes eran personas acomodadas y con sobrepeso que sufrían muchas de las mismas enfermedades que en el hemisferio occidental, las llamadas “enfermedades de la civilización”. Su principal preocupación era la pérdida de peso, lo que mejoraba su diabetes de tipo 2, enfermedad cardiovascular, cáncer y síndrome metabólico. Estaba sufriendo enfermedades “occidentales” porque su dieta estaba modelada según la dieta estadounidense estándar (SAD).

Mozambique, en ese momento considerado uno de los países más pobres del mundo, sufría con una de las tasas más altas de malnutrición. Pero esto ocultaba una situación de dos caras. Al mismo tiempo que la gente en las zonas rurales pasaba hambre, los habitantes urbanos estaban sobrealimentados. La cultural occidental había invadido Mozambique. ¡KFC, pizzerías y Coca-Cola en todas partes! Por eso, mi práctica médica se centró casi exclusivamente en nutrición, dieta y pérdida de peso desde sus orígenes.

unnamedMi formación no me había preparado realmente para ello, pero como la única naturópata en Maputo, necesitaba convertirme en nutricionista para ayudar a estas personas. Sin formación académica como dietista, creé mis propios planes de dieta, basados en lo que tenía sentido para mí. La comida era mi medicina. Los mozambiqueños son personas fantásticas y comprensivas que estaban dispuestas a probar cualquier cosa que les recomendara.

Fui una niña muy delgada y crecí siendo una adulta muy delgada. Viendo esto, mis pacientes creían que “mi dieta” debía de funcionar, pero esto no estaba nada más alejado de la realidad. Mi dieta no era particularmente sana, ahora me doy cuenta, y mi delgadez puede haber sido por genética, sumado al hecho de que soy quisquillosa y mala comiendo. Nunca había comido una comida apropiada y completa hasta bien entrada en la treintena.

De niña y como adulta joven, no me gustaban nada la carne ni las verduras, así que comía refrigerios todo el día. ¡Vivía de dulces, frutas, pan, cafés cargados de azúcar y Coca-Cola! Si me sentaba para comer con la familia, comía cereales refinados con un poco de salsa, bajándolo con Coca-Cola seguido de algo de fruta. En la noche, me solía ir a la cama con una bolsa de dulces, y por la mañana solía empezar con un café con leche y una tostada. Solo algunas horas después, me sentía floja y comía fruta o algún dulce más. Siempre creí que sufría hipoglicemia, así que comer azúcar cada pocas horas parecía tener sentido. Poco me imaginaba que 30 años después desarrollaría síndrome metabólico.

Con 30 años, era una nutricionista de éxito en Mozambique. Todo el mundo conocía a la Dra. Nadia. Ayudé a mucha gente a perder peso y controlar su diabetes con la prescripción de mi “dieta base” y una “desintoxicación” ocasional. Pero yo no seguía ninguna de esas dietas. Seguía comiendo mis dulces y bebiendo mi Coca-Cola.

A finales de 2008, mi marido y yo empezamos a intentar concebir, pero mi dieta me estaba pasando factura. Empecé a ganar peso. Mi acné (que siempre había tenido) empeoró un poco. Mi doctor me dijo que estaba esbelta y sana. Todos los meses esperaba que mi periodo no viniera, pero siempre lo hacía, seguido de días llorando y sintiéndome desdichada. Había algo que estaba mal. Al final del año, me di cuenta de que debía de ser infértil. Estaba devastada.

A principios de 2010, había ganado casi 13 kg (30 lb), aunque mi índice de masa corporal seguía en rango normal. Mi acné estaba fatal y el pelo se me estaba cayendo. Los análisis de sangre mostraron que mis niveles andrógenos (hormonas masculinas) eran altos y un ultrasonido reveló numerosos quistes en los ovarios. Había dejado de ovular y por lo tanto no podía quedarme embarazada. Mis sospechas eran ciertas y me diagnosticaron SOP (síndrome del ovario poliquístico).

Ya que era delgada, mi médico pasó de largo todo lo demás y simplemente me prescribió Clomid, un tipo de medicamento para fertilidad. Fui a casa y simplemente lloré. Y lloré. Solo la actitud positiva de mi marido me ayudó a superar esta negra nube de culpa y autocompasión. Me aseguró que superaríamos esto, y su confianza me dio la fuerza para resolver el problema por mi cuenta.

Por mi experiencia profesional, sabía que la fertilidad mejoraba cuando las mujeres bajo mi cuidado pedrían peso, ya que muchas se quedaban embarazadas. Mi propio peso no era el problema (pensé) pero empecé la más estricta de mis dietas. Si eso es lo que tenía que hacer para quedarme embarazada, lo iba a hacer. Esta dieta extremadamente baja en carbohidratos se llama dieta cetogénica. No más dulces, no más Coca-Cola, no más pan.

El primer mes, perdí 2,5 kg (5,5 lb), mi acné desapareció y mis ciclos se normalizaron y empecé a ovular. La noche antes de mi primera prueba positiva de embarazo, encendí una vela. Estaba calmada y positiva. No pedí nada, pero quería un bebé. A la mañana siguiente, realicé la prueba. Los siguientes 30 segundos sufrí la indescriptible agonía de no saberlo.

unnamed-1La prueba dio positivo.

Me habían otorgado el regalo más grande. Ese fue el día que había estado esperando una eternidad. Había luz al final del túnel. Llamé a mi inquebrantable marido al trabajo. En lo más hondo, siempre sin mostrarlo, él había estado muy preocupado por mi bienestar físico y emocional. La infertilidad es un esfuerzo psíquico que lo abarca todo. Pasa factura en el trabajo, la familia y la vida social de las personas. La fecundación in vitro (FIV), que consideré pero rechacé, habría también afectado a nuestras finanzas.

Después de quedarme embarazada, ya que no entendía el papel principal de la nutrición, ¡dejé la dieta directamente! No pensaba que la necesitaba. Volví a comer dulces y mis pequeños refrigerios altos en carbohidratos muchas veces al día. Desarrollé serias complicaciones durante el embarazo, incluyendo hipertensión y daño hepático, y finalmente necesité una cesárea en la semana 38.

Llegó la hermosa Zinzi a nuestras vidas. Desfortunadamente, mi salud no era tan buena, ya que continué sufriendo hipertensión y depresión posparto. Una de las medicaciones, la amitriptilina, me hizo ganar 9 kg (20 lb), además del peso del bebé que llevaba encima.

Dos años después, una rotura de un gran quiste ovárico necesitó una extirpación quirúrgica urgente. Tomaba medicación para la hipertensión aún y mi sueño nunca se recuperó.

Con el segundo bebé, el tortuoso viaje comenzó de nuevo. Mi doctor me volvió a prescribir Clomid. Esta vez estaba más gorda, con un IMC en el rango de sobrepeso y en una condición mucho peor en lo que a salud se refiere. Mi error más grande fue que no seguí mi propia dieta, sino que en su lugar solo tomé la medicación. Si me ayudaron la primera vez, está claro que no me ayudaron esta vez. Seis extenuantes y agonizantes meses después, seguía sin estar embaraza y lloraba constantemente. Lo sentía mucho más difícil que la primera vez. Desastre. Todo lo que recuerdo es la abrumadora sensación de perdición.

unnamed-7Dejé toda la medicación para la fertilidad y visité a mi amiga, la Dra. Carolina, una ginecóloga mozambiqueña. Ella me dijo tajantemente: “Por supuesto que no te quedas embarazada, ni siquiera con Clomid, ¡eres resistente a la insulina!”. Hasta ese momento, nunca se me había pasado por la mente que la resistencia a la insulina estuviera relacionada con el SOP. Ella tenía razón. Hasta entonces no tenía esperanza, y no tenía dieta. Ella cambió eso, y quién iba a saberlo, me quedé embarazada al siguiente mes. Solo mucho después me di cuenta de que esta dieta baja en carbohidratos reduce la insulina, de ese modo mejorando la sensibilidad a la insulina y tratando la fuente de mis problemas.

No todas las mujeres con SOP tienen sobrepeso, ni todas las mujeres con sobrepeso tienen SOP. Después de mucha deliberación, decidí llevar una dieta baja en carbohidratos a tiempo completo. Un par de meses después de que naciera Zuri, perdí todo el peso, dejé toda la medicación, mi piel se aclaró y todos los demás síntomas del SOP desaparecieron (además de mis antiguos síntomas como el síndrome del intestino irritable, los antojos, cambios de estado de ánimo, etc). Adoptar una dieta estricta baja en carbohidratos con ayuno intermitente era el camino a seguir para mí.

Aprendí mucho en el camino, la mayoría por el camino difícil. Quizá no sepa todo, pero me gustaría compartir lo que he aprendido aquí en estas páginas, para que tú no tengas que pasar por la agonía y la angustia de la infertilidad. Mi pasión en la vida no solo es ayudar a mujeres a quedarse embarazadas, sino también ayudarlas a perder peso y tomar el control de la salud con medidas nutricionales naturales.


Dr. Jason Fung

 

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El Dr. Fung tiene su propio blog en idmprogram.com. También publica frecuentemente en Twitter.

Su libro El Código de la Obesidad está disponible en Amazon.

The Obesity Code

Su libro La guía completa del ayuno también está disponible en Amazon. Ahora tiene un nuevo libro The Diabetes Code, el cual está disponible en Amazon en inglés.

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